4.- Vivencias LGBT en el Deporte
Más alto, más
rápido y diferente
Gays y lesbianas en el deporte
A
menudo las personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales descubren por
primera vez que son diferentes de otras personas en un entorno deportivo. Por
ello su actitud hacia
el
deporte va a depender, en gran medida, de sus experiencias deportivas durante
la infancia y la adolescencia, especialmente en el deporte en la escuela.
Las
lesbianas y los gays suelen atravesar situaciones similares debido a su
homosexualidad y también a su género: es el resultado de los roles de género
específicos que se suelen asignar en el deporte, a veces de forma subliminal
cuando no abiertamente.
El
deporte suele ser un lugar de refugio y libertad para las lesbianas que
comienzan a rebelarse contra el rol femenino que se les impone durante la
infancia y la adolescencia. A través del deporte pueden desarrollar y practicar
actividades físicas y mentales que suelen considerarse masculinas y, aquí al menos,
pueden evitar las exigencias irracionales que el rol femenino tradicional les
impone. Experiencias positivas en un ámbito físico de tradición masculina les
aporta seguridad en si mismas.
Los
hombres gays que no se amoldan al rol tradicional masculino en su infancia y
juventud a menudo entran en conflicto con las exigencias impuestas por las
expectativas de otras personas sobre lo que debería ser un deportista. El
deporte se convierte entonces en una experiencia traumática para ellos y como
resultado muchos abandonan por completo el deporte.
Los
hombres gays que se asemejan en gran medida a la imagen tradicional masculina
tienden a desarrollar una actitud más positiva hacia el deporte. Para ellos es
relativamente fácil encajar en el grupo y ser aceptados como compañeros de
equipo. En estos casos el deporte se convierte en un elemento central de sus
actividades de ocio. Sin embargo a menudo requieren de más tiempo para
reconocer, aceptar y vivir abiertamente su homosexualidad.
Los
deportistas homosexuales practican un amplio abanico de deportes, más amplio de
lo que se suele pensar. No son todos patinadores artísticos ni futbolistas
lesbianas. Sin embargo, puesto que estos deportes son considerados femenino y
masculino respectivamente, resultan a menudo asociados a la homosexualidad. Por
el contrario se conocen pocos futbolistas gays o patinadoras lesbianas.
En los
casos en los que el deporte se convierte en el principal objetivo vital para
una lesbiana o un gay, suelen aparecer motivaciones menos obvias. Por ejemplo,
el deporte puede servir en mayor o menor medida para superar o reprimir las
dificultades con la salida del armario. Muchos gays adictos al deporte intentan
lograr una identidad masculina concreta a través de la práctica deportiva.
Las lesbianas por su parte se
suelen considerar doblemente en desventaja, no sólo por ser homosexuales sino
también por ser mujeres. Por ello no es sorprendente que sean las mujeres
homosexuales y heterosexuales quienes, hasta el momento y a través del
movimiento de emancipación, han intentado encontrar deportes alternativos y
desarrollar una cultura del ejercicio.
Durante mucho tiempo las
lesbianas y los gays deportistas eran invisibles para la sociedad. En
comparación con las estrellas del Pop, los deportistas de alto nivel, se
resisten a hablar abiertamente sobre su orientación sexual, salvo que sean
heterosexuales.
En el pasado, la orientación
sexual de un ídolo deportivo se hacía únicamente pública, llegado el caso,
contra su voluntad. Para los hombres gays solía venir ligado a investigaciones
policiales y a casos judiciales relacionados con actividades sexuales ilegales,
a menudo vinculadas a supuestos abusos de menores. En un primer momento las
mujeres deportistas solían ganarse la reputación de ser lesbianas por atreverse
a entrar en un dominio deportivo de tradición masculina. Así de vez en cuando
ex-amantes se encargaban de sacar a la luz pública secretos bien guardados.
Pocos deportistas homosexuales
estaban preparados para revelar su orientación sexual. La
periodista norteamericana Lynn
Rossellini llegó a esta conclusión en la serie de artículos sobre deportistas
homosexuales publicada en el Washington Star en 1975. Incluso hoy en día
resulta difícil llevar a cabo investigaciones periodísticas y académicas entre
deportistas homosexuales actuales.
No fue hasta la década de los 90
cuando deportistas homosexuales comenzaron a mostrar el deseo de salir del
armario, especialmente en los E.E.U.U. en un principio. Incluso así la mayoría
de ellos esperaban hasta el final de su carrera deportiva, si bien muchos
deportistas gays salieron del armario al ser diagnosticados con VIH. Deportistas
como Amélie Mauresmo o el saltador Mathew Michan, quienes se sentían a gusto con
su homosexualidad, seguían siendo la excepción.
A menudo a la mayoría de
lesbianas y gays deportistas les parece sensato conciliar su orientación sexual
con la práctica del deporte. Sin embargo esto conduce a muchos de ellos a una
doble vida humillante y agobiante, así como a lesiones y a un menor
rendimiento. Al final, todo esto tiene consecuencias económicas negativas en
los deportes tradicionales, que pierden a gays y lesbianas adolescentes de gran
potencial que abandonan el deporte por culpa de la homofobia.